Versículo guía:
“Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.”
— Éxodo 14:14
Reflexión:
Hubo un momento esta semana en que sentí que el caos nos estaba rodeando. Empezó con algo que parecía insignificante, pero que nos alertó: una tuteka en la habitación, una figura extraña en la calle, un ambiente cargado. Luego, el corazón de mi hijo fue golpeado y por primera vez dijo que quería irse de casa. El dolor fue intenso, como una flecha en el alma.
Pero en medio de todo eso, no vimos ruina, vimos revelación.
Dios nos estaba mostrando que lo que estamos viviendo es más profundo que lo visible. Que el ayuno no solo es una renuncia, sino una guerra. Que cuando se comienza a ordenar lo espiritual, las tinieblas reaccionan, pero la luz prevalece.
Mi esposo y yo quisimos reaccionar con enojo, pero el Espíritu Santo nos hizo frenar. Él nos recordó que pelear no siempre es hablar fuerte, a veces es quedarnos quietos y dejar que Él obre.
En medio del conflicto, mi mamá fue usada como canal de amor para restaurar mi hijo.
En medio del cansancio, Dios nos detuvo para no actuar sin dirección.
Y en medio del dolor, Él trajo paz.
Hoy despertamos con una certeza: Dios está con nosotros.
Y nos ha dado autoridad, claridad y amor para resistir.
Abraham, aunque lejos, habló desde su herida… y lo abrazamos con palabras, con fe, con lágrimas que Dios sí escucha.
Seguimos en la brecha, sabiendo que esta guerra ya tiene un final escrito: Victoria.
Dios no nos soltó. Nos está enseñando a pelear de rodillas y a amar desde lo eterno.
Oración final:
Señor, gracias por esta batalla, porque en ella estás mostrando tu gloria. Gracias porque lo que el enemigo quiso para mal, tú lo estás usando para bien. Gracias por restaurar mi corazón, mi familia, mi fe. Hazme valiente para no reaccionar con la carne, sino con tu Espíritu. Pelea por nosotros, como solo Tú sabes hacerlo. En el nombre de Jesús. Amén.
Firmado con fe,
✨ Lazos de Amor