Hoy le entrego a Dios mis cargas

📖 Versículo clave:
“Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar.”
— Mateo 11:28 (NTV)

Hoy me desperté con un nudo en el pecho que no tiene nombre, con pensamientos como olas agitadas y con el alma tan cargada, que hasta respirar dolía. Hay días así… donde la carga es invisible, pero pesa como si llevaras piedras en el alma. Días en los que sonríes por fuera, pero lloras por dentro. Donde haces el bien y nadie lo nota. Donde quieres seguir, pero te sientes sola en medio de la batalla.

Y en esos días, Dios no me exige que sea fuerte. No me pide que resuelva todo. No me sermonea. Solo me dice, con voz suave y eterna: “Ven…” ✨

Entonces pienso en aquella mujer arrastrada ante Jesús. Acusada. Expuesta. Quebrada. Ella no gritó, no supo cómo defenderse. Estaba cansada, avergonzada, rota. Y Jesús se inclinó. No gritó, no se apresuró. Solo hizo una pausa… y escribió en la tierra. Una pausa que lo dijo todo. Un momento de cielo en medio del juicio. Un susurro divino entre tanto ruido humano.

Así me siento hoy. Y así me recibe Él: sin reproches, sin prisa, sin condiciones. Con una pausa santa y una voz que me dice: “Déjame cargar lo que tú ya no puedes.” 🙏

Así que hoy… lo suelto. Le entrego las deudas que me roban el sueño, los mensajes que me cuesta responder, la presión de querer servir cuando me siento inútil, la culpa de no ser suficiente, la tristeza de sentirme invisible para quienes he amado como hijos y la impotencia de no poder dar el apellido que mi hijo desea. Todo. No porque me sea indiferente, sino porque sé que a Él sí le importa. Y Él sí puede. 💛

Señor, hoy me rindo. No porque he perdido, sino porque entendí que en Ti se gana al soltar. Te entrego mis cargas, mis pensamientos inquietos, mis preocupaciones mudas y mis lágrimas secretas. Te entrego lo que no entiendo, lo que no puedo cambiar, lo que me pesa y me rompe. Abrázame. Cúbreme con tu paz. Hazme respirar en tu presencia. Enséñame a descansar… no en mis planes, sino en tus promesas. Aunque mis pasos sean lentos, hoy camino contigo. Y en tu descanso, empiezo a sanar. 🌿

Rendirse ante Dios no es rendirse a la derrota… es rendirse al amor que nunca falla. Un alma que entrega sus cargas no es débil, es sabia. Porque sabe que la fuerza no siempre vence, pero la fe… siempre abraza. 🕊️

Si hoy estás como yo, llora si es necesario, pero no sueltes Su mano. Porque allí, justo en esa rendición, comienza la verdadera sanación.

Con amor,
Lazos de Amor 💌

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